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Piensa cuantas veces tu sentimentalismo te hizo perder una batalla. 


Quizás te peleaste con tu mejor amiga o te deprimiste por un regaño de tu jefe por una semana cuando a él se le olvido al día siguiente, no se trata de ser una maquina sin sentimientos pero esa habilidad de sentir con la cabeza puede ayudarte a ver las cosas con objetividad y saber que no vale la pena hacer las cosas mucho más grandes de lo que son.

En lugar de cambiarte tres veces antes de salir, tal vez si te organizas tienes otra hora más para ir a tomar un café o tu desayuno favorito. O si vas al súper hacerlo de la manera masculina: ir directamente por lo que necesitas, pagar y salir. Ahorras tiempo y dinero.

No tomes el comentario de las personas como si estuvieran juzgando tu vida entera, y deja de pensar que los regaños tienen que ver con que te odia y alucina. Copia de ellos su fabulosa capacidad de no tomarse todo a título personal y resuelve los problemas y discusiones sin drama ni exageraciones.

Manu Alvarez Puga


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